miércoles, 30 de junio de 2010

Mujer, ¿qué será poner el nombre propio en tu boca?


Mujer, ¿qué será poner el nombre propio en tu boca?
Saber el vuelo de la marea de tu lengua.
Poder chocar el pico que imitamos por segundos.
Decir palabras con la tinta que conocemos por saliva.
O saber aprovechar la oscuridad y el silencio y dejar resbalar la boca.
Esa boca juguetona que sabe levantar el movimiento de quitarse la ropa.
Mujer, ¿qué será poner el nombre propio en tu boca?

Saber que al despertar te diriges al reloj apurándolo
a que se haga de noche para colocar la boca suave.
Como cuando la abeja hace la miel.
O como cuando las flores muestran sus senos a la primavera.
O el paraguas feliz que es acariciado por la lluvia.
Mujer, ¿qué será poner el nombre propio en tu boca?

Saber que la lengua se alarga y besa el mismo corazón rojo;
rojo amor, rojo fuego, rojo sangre.

Imaginar que el tango se inventó al momento del beso.
Que las abejas ya no buscan las flores, sino las bocas femeninas.
Mujer, ¿qué será poner el nombre propio en tu boca?

Me lo sigo preguntando tantas veces.
Mujer, ¿qué será poner el nombre propio en tu boca?
Responde sin palabras.
No dejes que la duda sea mi muerte.
Quiero vivir contigo, porque vivir sin ti
sería otra forma de mi muerte.
¡Pero si me dejas morir!,
al menos déjame quedarme
en el ataúd de tus labios.

sábado, 19 de junio de 2010

Los poetas


Los poetas le quitan
el polvo al amor.
Lo limpian, le hacen
el amor varias veces
y luego se van.

El clima de hoy

Este día sí sabe a invierno, aunque al caminar me topé con pequeños y diminutos otoños. Hojas muertas que les falta la unión con la rama y por lejanía de ella el color verde también muere y el gusano amarillo y crujiente se come la hoja sin romperle ningún hueso. Hojas que viven sobre la madera, hojas que mueren como humanos. Mueren por la vejes que las enrolla, la que le pone huesos frágiles, mueren por el accidente del fuerte viento que les acorta la vida o el asesinato de la mano poco ecológica del hombre.
Llueven cristales redondos, se juntan en los pisos, en el techo. Tocan melodías, pintan paisajes; estimulante de la pluma y verso. Continúa, cae suave, cariñosa, como tratando de conquistar el paraguas. Conviértete en charcos, en río, espejos, en pintura, sigue que eres libre amiga, nutre al trigo, al pan, amamanta la madera y a todo el que necesite tu maternidad.

He cerrado mi boca para ti


No sé si me boca ya no te merezca
o tu boca ya no la merezca,
pero me despido.
Que he cerrado mi boca
con las lágrimas que han caído
y se vuelven hielo impenetrable.
Si no nos salen más lágrimas
es porque simplemente... ya nos secamos.
La cierro pero no me estoy callando.
La cierro porque al abrirla me duele.
La cierro porque no quiero caer sobre tu boca
ni en tus pechos.
La cierro porque quiero cerrarla.
Yo, cuando cierro mi boca
cierro también mis ojos.
Existen cosas que no quiero ver:
ver tu boca contagiada de otra,
o ver tus pechos que son tapados
por las manos de otro.
Ver, sentir o recordar:
que tu vientre se olvide de mí.
Sentir, recordar o ver:
que mis caricias se caigan
porque las manos empujan otras manos.
Recordar, ver o sentir:
que tu cuerpo está atrás
y lejos de mi espalda.
Que la ropa que yo quitaba
la quite otro.
Ver, sentir o recordar: lo que me queda.
Sentir, recordar o ver: lluvioso.
Recordar, ver o sentir: nada.

Te me antojas

Puedo contarte que me gustas.
Te me antojas tanto,
pero tienes miles de kilómetros encima,
y el problema no es tu permiso,
sino que no alcanzo a probarte,
pues mi lengua no mide tanto
y mi boca no tiene alas.

Mujer que busco

Quiero una mujer
que exija locuras.

Me encantan tus piernas

Me encantan tus piernas
cuando las vistes de jeans,
cuando las vistes de falda
cuando no las vistes
o cuando las desvisto.

Me encantan, las amo,
y en la intimidad se abren
y son tus piernas blancas
las que cargan tu vientre
que ya conozco y
que me gusta tanto.

Me encantan tus piernas
cuando las estiras en tu cama
cuando me permites tocarlas,
empezando por tus pies y
terminando por tus muslos,
o haciendo viceversa.

Me encantan, las amo,
no las cierres amor
aún no acabo,
quédate más tiempo en ese ángulo.

Amor, hay luna, un cielo estrellado,
eso nos gusta
y nos da inspiración
en el escenario azulado.

Amor, me gusta cuando
tus piernas se vuelven brazos
y me abrazan y te digo:
no me sueltes.

Vientre arriba,
vientre abajo
cambiamos y todo
lo disfrutamos.

Y en la cama
con tus piernas bailo.

Te visto de sábanas
y de manos,
y de vez en cuando te bebo
y me llega un sabor
a mi boca,
el sabor
del azúcar moldeado.